Carmenchu no tiene más parientes que su tía Edurne. Cuando el fantasma Chan aparece en su habitación, su vida cambia por completo: juntos juegan, charlan, seríen y se lo pasan en grande. Sin embargo, las personas mayores no ven al fantasma, piensan que la niña no está «bien» de la cabeza.
Entonces, Carmenchu y Chan emprenden un viaje hasta llegar a un pueblo en fiestas… A través de esta historia, se plantean temas como la falta de cariño y el “amigo imaginario”